28 nov 2012

Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (Guadalajara, Jalisco)


Si hay en toda la historia de Mexico una figura representativa de la fe y de la devoción que el pueblo tiene hacia el catolicismo es la de la Virgen María pero específicamente la advocación de la Virgen de Guadalupe.
La religión católica llegó a estas tierras, como a los otros países de Latinoamérica, de la mano de la conquista española que, junto a sus costumbres y leyes trago la fe, puesto que la excusa de esa expansión económica y política había sido la de evangelizar a esos pueblos considerados “bárbaros” por los recién llegados.

Con el paso del tiempo la fe católica fue ganando cada vez más adeptos en este país y quizás sea por la historia misma de la aparición de la Virgen de Guadalupe a un humilde joven mexicano, que la población creó fuertes lazos con esta figura maternal y bondadosa.

Según relata la historia de esta creencia, la Virgen de Guadalupe hizo su aparición ante Juan Diego, un humilde poblador que se dirigía a la misa de domingo cuando escuchó una dulce voz que lo llamaba al pasar por la base del Tepeyac. Al subir a la cima se encontró con la imagen de la Virgen quien le habló en dialecto azteca presentándose como la madre de Cristo y pidiéndole que le avise de esa aparición al Obispo del lugar y que le edifiquen allí mismo un templo. Juan Diego, emocionado, recurrió a esa autoridad quien, incrédulo, le pidió pruebas. Luego de unos días Juan Diego le pidió a la Virgen aquellas pruebas y ella le dijo que cortara unas flores de la cima y las llevar ante el Obispo. Juan Diego obedeció y cuando las llevó, al dejarlas caer, se pudo ver en su manto la imagen de la mismísima Virgen de Guadalupe, una imagen que se encuentra ahora en un cuadro en la Basílica de la Ciudad de México.

Pero esta devoción no se circunscribe a esa ciudad sino que se extiende por todo el territorio mexicano y el mundo. En otro estado, Jalisco, más precisamente en la ciudad de Guadalajara, podemos encontrarnos un espacio dedicado a la advocación mariana de esta figura: el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en el número 527 de la Avenida Alcalde justo en el cruce con la calle Juan Álvarez.

Este lugar no es solo un templo en el que miles de fieles van a celebrar, alabar y encomendarse a su protectora sino que también es uno de los templos en Guadalajara que mayor atractivo turístico presenta pues la misma edificación tiene un gran valor arquitectónico y forma parte de la larga lista que compone el patrimonio cultural e histórico de la ciudad.

El estilo que presenta es el llamado “churrigueresco”, un estilo típico de España que tuvo lugar durante la época barroca. El término proviene de una familia de arquitectos de apellido Churriguera que solía utilizar un estilo barroco de decoración muy recargado, tal como el que se puede apreciar en esta iglesia.

La construcción de este hermoso templo tuvo como fecha inicial el 7 de enero de 1777 y finalizó recién unos cuatro años más tarde, también un 7 de enero pero del año 1981. Tanto la idea como el costo de la realización estuvieron a cargo del entonces Obispo de la Diócesis Fray Antonio Alcalde, quien también era un gran filántropo.

En ese entonces la parte norte donde se edificaría estaba más bien deshabitada y se aprovechó la oportunidad para idear un plan de construcciones de casas para las personas pobres que quisieran habitarlas, cercanas al templo. En el día de la primera misa oficiada en el templo se realizó una peregrinación desde la catedral hasta la nueva Iglesia.

En el interior de este que es uno de los más atractivos templo en Guadalajara, podemos apreciar una decoración de estilo neoclásico. Se pueden ver tanto murales como columnas que intentan imitar el mármol y le dan un toque más que interesante.

Otro de los grandes atractivos del templo son los altares dorados que repiten este estilo neoclásico así como también los 28 óleos que toman la figura de la Virgen de Guadalupe como protagonistas de sus escenas tratando de emocionar a los asistentes y al mismo tiempo de venerar, a través del arte, a esa imagen tan querida por todos los tapatíos y los demás mexicanos.

El altar mayor está reservado para otra imagen de la Virgen de Guadalupe, una que recrea en todos ese sentimiento de veneración y cariño, esta vez se trata de una pintura del año 1779 cuya autoría le pertenece al artista Don José de Alcíbar y que parece mirar a toda la feligresía que día tras día se acerca a saludar a su Madre protectora.

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