Guadalajara es la capital del estado de Jalisco y una de las
ciudades más importantes de todo el territorio mexicano que, día a día, logra
crecer mucho más en todos los ámbitos: desde el urbano hasta el cultural,
pasando por el comercial y todos aquellos aspectos que hacen de una polis un
verdadero centro de atracción tanto para inversores como para turistas.
Conocer la ciudad de Guadalajara no requiere ningún esfuerzo
sino de tiempo, puesto que son muchas las cosas que nos atraen, los recorridos
que se nos propone y los lugares que podemos visitar. Esta ciudad es ideal para
los grupos familiares puesto que hay muchas actividades que se pueden realizar
que son interesantes para todas las edades.
Conocer una ciudad nueva implica prestarle atención a cada
mínimo detalle. Las palabras que se usan, los puestos de comida e la calle, las
plantas que adornan las plazas, la disposición de los locales comerciales, los
horarios, el trato de la gente. Pero también tiene que ver con las visitas
fundamentales a ciertos sitios como la plaza principal, el parque más visitado,
el zoológico, el teatro más conocido y la Catedral, puesto que esta última es, de todos los
templos religiosos del lugar, el más importante.
La Catedral de esta ciudad no es solo uno de los templos en Guadalajara
donde los feligreses se reúnen sino, como decíamos, el símbolo de la
importancia y de la presencia de la
Iglesia en este lugar, mismo rol que cumplen las catedrales
de otras ciudades. Es allí donde tienen lugar las grandes celebraciones
religiosas del pueblo y del calendario católico, así como las misas celebradas
por el Obispo y las mayores autoridades eclesiásticas.
La Catedral de Guadalajara es una visita obligada pero no solo porque
aparezca en los folletos como una postal típica del casco urbano sino por su
propia belleza y valor arquitectónico, que la convierten en uno de los puntos
más importantes en la larga lista del patrimonio histórico y cultural tapatío.
La Catedral
Basílica de la Asunción de María Santísima,
conocida también como Catedral Metropolitana, se erige en pleno corazón del
Centro Histórico de la ciudad. La construcción de este templo data del año 1560
pero ha sufrido innumerables cambios debido no solo al cambio de materiales y
de escuelas artísticas sino de los propios eventos naturales como los sismos
que sacudieron esta parte del territorio mexicano y que provocaron derrumbes y
grietas en partes importantes de su edificación.
A decir verdad la primera catedral construida aquí tiene
fecha anterior, en el año 1541, y fue erigida con materiales como adobe y paja.
Pero en 1561 se obtuvo la autorización según la cual los costos de la nueva
edificación correrían por cuenta de la Real Hacienda. Y
así comenzó la historia de esta construcción que tiene su primera interrupción
en el año 1574, cuando unos disparos vecinos se desviaron hasta el techo de la Iglesia provocando un
incendio que la dejaría semidestruida.
La recuperación se terminó de realizar recién en el año 1618
y logró mantenerse entera hasta 1818, cuando un terremoto logró derrumbar nada
menos que la cúpula y las dos torres que eran los símbolos del templo. Las
nuevas torres duraron hasta otro sismo en el año 1849. Luego de estas
experiencias se colocaron unas realizadas en hierro en el año 1854.
Los sismos que se produjeron antes y después de esta última
fecha han afectado de una forma u otra a la entereza de la construcción, siendo
el último de ellos el que se produjo en el año 2003. Una de sus torres se
encuentra ligeramente inclinada y la totalidad del edificio presenta un leve
hundimiento, tal como la
Catedral de la
Ciudad de Mexico.
Todo ello, sin embargo, no logra opacar la belleza y la
majestuosidad del lugar donde podremos encontrar imágenes impactantes de la
iconografía cristiana como las de Nuestra Señora de los Dolores o la del Cristo
de las Aguas.
Si estamos de paso por este emblemático lugar no podemos
dejar de visitar a la “cripta de los
arzobispos”, que se encuentra en el interior de este que es el más importante
de todos los templos en Guadalajara. Esta cripta se encuentra situada
estratégicamente debajo del coro y del altar mayor y allí descansan los restos
de las autoridades que pasaron por esta diócesis y de los obispos Francisco
Gómez de Mendiola y Don Juan Santiago de León Garabito, cuyos cuerpos
permanecieron en perfecto estado de conservación luego de su fallecimiento,
razón por la cual las personas les atribuyen la santidad.
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