Cuando
se encuentran dos cosas diferentes suele haber, se quiera o no, un intercambio
enriquecedor, sean personas, acciones, grupos, animales, a partir de un
encuentro determinado, sea casual o buscado, quienes intervienen salen de allí
modificados. Su mundo ya no es el mismo.
Esto
se repite en la naturaleza, o quizás es allí donde todo se inicia. Un ejemplo
claro y, por supuesto, bello, es el que podemos ver en la hermosa Ciudad del
Carmen, uno de los sitios más atrayentes del estado de Campeche, donde se
produce la unión de aguas diferentes: la del Golfo de México y las de la Laguna de Términos, un
territorio protegido por la ley debido a su rica biodiversidad.
Esta
biodiversidad se amplía en el contacto con otras aguas, permitiendo la
circulación de numerosas especies de peces, así como el fluir de la vida misma
en el ecosistema marino a través de la manifestación típica de sus virtudes.
Las
atracciones de Ciudad del Carmen pueden ser muchas por su vida cultural y el recorrido
por el mismo pueblo en el que podemos deleitarnos con las casonas antiguas de
colores fuertes o las muestras de artesanías de los más detallistas
trabajadores del arte, pero si hay algo que llama la atención son las playas de
Ciudad del Carmen, y no es para menos, teniendo en cuenta que todas ellas
comparten las características que mencionamos y que reflejan esa calidad de
refugio de vida animal y vegetal que muestra orgullosa la ciudad.
Una
de esas tantas playas en Ciudad del Carmen que suele acaparar las miradas de
los lugareños y las de los turistas que llegan hasta allí por el afán de
explorar cada rincón de la
Península de Yucatán es aquella que se conoce como la Playa
Puntilla.
Playa
Puntilla es de esos lugares que nos permiten sentir el latir mismo de la
naturaleza en cada centímetro de nuestra piel, parados de frente a las aguas
cristalinas podemos sumergirnos incluso sin meternos, en el paisaje
hipnotizador de los manglares a los lejos que nos recuerdan cuentos y novelas
donde la selva tropical era el contexto favorito de los hechos.
Este
sabor tropical se siente a cada paso, en la arena suave que apenas roza la
planta de nuestros pies, en esa brisa marina que llega con la tarde dándole un
respiro a nuestros hombros quemados por el sol, en el color tostado que se nos
va pegando y que, según dice la gente del lugar, es más difícil que se vaya
porque el sol allí brilla más fuerte.
PlayaPuntilla es la razón por la que muchos turistas eligen Ciudad del Carmen, para
poder sentir ese contacto directo y profundo con lo natural, para nadar a toda
hora en esas aguas incomparables, para practicar buceo y ver de cerca las
maravillas que viven en ese otro mundo marino, para probar un rico bocado de la
gastronomía del sureste mientras vemos cómo cambia el cielo de color, como
nosotros mismos cambiamos después de ese encuentro.
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