Rumbo a sus 400 años la iglesia sigue abriendo sus puertas en Mérida no solo para profesar
la fe cristiana sino también para ser admirada como una reliquia arquitectónica patrimonio
histórico cultural del estado de Yucatán.
El edificio tiene una entretenida historia cruzada por la política y la religión. Digamos que
albergó distintas actividades hasta convertirse finalmente en la Iglesia de la Tercera Orden.
Allá por 1618 en el lugar se inauguró un colegio regenteado por los Jesuitas, además como
edificios anexos un convento y una iglesia. El complejo religioso en aquel entonces cubría
toda una manzana. La idea de tener una casa de estudios en este sitio fue del Capitán Don
Agustín Palomar que donó el terreno y una generosa cantidad de dinero como herencia para
tal fin. En aquel comienzo fue llamado con el nombre de San Francisco Javier.
El colegio tuvo un importante desarrollo en las varias disciplinas de estudio principalmente
en las humanidades. Por aquellos días los muros del edificio eran testigos de las clases de
latín que se impartía para poder abordar los textos jurídicos y religiosos. Luego de unos años
al colegio se lo recategorizó con el rango de Universidad. Pero para el 1767 el clima político
internacional y doméstico habían cambiado, la expulsión de los Jesuitas de América tuvo un
gran impacto que también repercutió en este edificio. A partir de este momento la iglesia
propiamente dicha abrió sus puertas al público revalorizando su actividad por sobre el colegio.
Es desde estos hechos que se la empieza a llamar “de la tercera orden” en línea con lo que
profesaban los franciscanos a cargo.
Cuando todavía México era colonial por esta iglesia seguían ocurriendo transformaciones, la
manzana donde se emplazaba el complejo fue dividida (derribando la casa de los jesuitas) y allí
se abrió una calle que dividió en dos para siempre el sueño del Capitán Don Agustín Palomar.
En 1917 con la promulgación de la nueva Constitución de México el panorama cambió
drásticamente, ahora la carta magna del país restringía la posesión de bienes raíces a la
iglesia católica. Así en este año tomó posesión de ésta iglesia el poder legislativo local para
realizar sus actividades. Desde 1920 la situación se estabilizó para esta iglesia y ya no hubo
cambios significativos en su actividad que hasta el día de hoy sigue realizando con total
normalidad su trabajo evangelizador.
Los 400 años de la Iglesia de la Tercera Orden también se marca en el urbanismo de la
ciudad. Está ubicada a una cuadra de la plaza principal en las calles 60 y 59. En general todos
conocen el Templo, pero no se sorprenda si algún lugareño le indica el destino como “Iglesia
del Jesús” ya que también es conocida bajo ese nombre por los meridanos. Merida conserva
la tradicional forma urbanística colonial en donde los grandes edificios se encuentran
dispuestos alrededor de la plaza, con lo cual usted podrá combinar esta visita con otros
edificios coloniales que se hallan separados por pocos metros.
La arquitectura de la Iglesia de la Tercera Orden es de estilo barroco, respondiendo a este
género fue construida con su fachada alargada y delimitada por dos grandes torres. Como
típica construcción jesuita americana también encontramos detalles indígenas como las
esculturas de piedra. En el frente podemos admirar el campanario y un vitral antiguo.
En la vereda del la Iglesia el intenso movimiento de la capital del estado de Yucatán no nos
hace perder de vista la belleza de la antigua Cruz Atrial construida sobre zócalo de piedra
labrada. Una antigüedad que contrasta con la modernidad de un semáforo que se sitúa a
centímetros.
Un par de palmeras dan sombra a la fachada del Templo, cualquier fotografía característica
de este lugar tiene a estos árboles como “acompañantes de lujo”. En otras época la fisonomía
era distinta ya que unas enredaderas cubrían casi toda la edificación incluso llegando hasta las
cercanías de las torres del campanario.
En el interior encontramos el mayor legado artístico de los franciscanos: los murales de
motivos religiosos con representaciones bíblicas. Diseños de flores y en general motivos
vegetales adornan las paredes hasta el techo. También en la intimidad de la sala podemos
apreciar la cúpula semiesférica de tambor circular.
La revalorización del patrimonio histórico es una política de estado en Mérida, la iluminación
que tiene la Iglesia de la Tercer Orden es una invitación enmarcada en esta política que invita a
visitarla de noche.
Durante la época de pascuas, el templo forma parte de una de las etapas del recorrido de vía
crucis. Cada año se unifican las iglesias de Mérida para la organización de este evento que
congrega a fieles locales y turistas.
Como ya hemos visto este destino no solo puede enmarcarse en el llamado turismo religioso,
Los 400 años de la Iglesia de la Tercera Orden forma parte de un turismo histórico
político y cultural que usted está invitado a conocer.
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