Si de antiguas tradiciones cargadas de historia se trata, la
Península de Yucatan en México es un indiscutible referente. Y quien desee
empaparse de ellas deberá visitar la ciudad de Mérida, la gran capital, bella y
multifacética, atrapante por sus espléndidas muestras de cultura que definen
plenamente la identidad de esta región. De las costumbres más renombradas, una
es la famosa Corrida de Toros, o simplemente “La Corrida”, que se realiza en la
arena de la flamante Plaza de Toros de la urbe. La tauromaquia ya era conocida
y practicada en la antigüedad por las culturas clásicas. El origen de estas
corridas se remonta a los tiempos medievales en España, ejecutadas como
entrenamiento para los soldados de aquella época. Los conquistadores llegados
al Continente Americano trajeron consigo este hábito que formó parte de la
mixtura de culturas y se fue inculcando en estas tierras, logrando una
paulatina acogida en los locales.
Aquí los protagonistas son los toreros, también llamados
“matadores” y, obviamente, los toros, repartiéndose entre ellos el foco de la
atención de los espectadores. Ya en la arena, toman su lugar tres toreros para
combatir con dos toros cada uno. El espectáculo consta de tres etapas llamadas
“tercios”, cada una con sus correspondientes características. Durante el primer
tercio, se prueba la destreza del toro, provocándolo con la elegante capa
colorada que lo encoleriza. También hacen su entrada los picadores a caballo,
quienes debilitan al animal pinchándolo en su lomo. Comienza el segundo tercio,
momento en el cual los banderilleros decoran la figura del toro con coloridas
banderitas, parte del singular ritual. El final se proyecta entre los bien
conocidos “¡oleee!, ¡oleee!” del gentío expectante. El torero debe ser ágil
para percibir el instante en que puede permitirse tratar de acercarse al
cansado contrincante. Busca el triunfo sobre la bestia efectuando diversas
maniobras con la capa, hasta que es capaz de incrustar su espada entre sus
hombros y provocarle una muerte limpia. Los asistentes engalanan la fiesta
sacando sus pañuelos blancos aprobando la habilidad del matador a gritos y
aplausos. El célebre español Manolete y otros grandes toreros y toros han
actuado en esta Plaza, dando lugar a inolvidables jornadas que quedaron
registradas en la historia, de la cual el apasionado puede enterarse.
El sol es el encargado de dirimir los precios de las
entradas: las gradas con sombra tienen los costos más elevados y las que están
al sol son las más baratas. Los boletos se pueden adquirir en la propia
boletería de la gran Plaza. Las corridas de toros se llevan a cabo los domingos
de invierno. Durante la temporada, Mérida viste afiches por doquier con la
información de los eventos.
No está demás volver a destacar que se trata de un deporte con
una grandísima tradición en su seno, más allá de la conciencia de cada persona.
Si desea concurrir y no es un avezado a las corridas, deberá tomarlo de esta
manera y dejarse llevar por una de las fehacientes demostraciones de la cultura yucateca.
Juan Andrés Gussalli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario