Jalisco es uno de los 31 estados que conforman el mapa del
territorio mexicano junto con el Distrito Federal, esa inmensa urbe que le gana
a cualquier ciudad del mundo en población. La capital de Jalisco, Guadalajara,
no se queda atrás y va acercándose cada vez más en cuanto a crecimiento
poblacional así como en la calidad y cantidad de servicios y lugares que
podemos encontrar en ella, al gigante del centro del país.
Guadalajara es una ciudad que puede caracterizarse de
ecléctica. Tiene de todo, para todos los gustos, desde el perfil deportista
hasta el perfil cultural, pasando por las personas que se sienten cómodas en
lugares tranquilos y por aquellos que anhelan el ruido, las luces y el movimiento
de los grandes centros. Solo es cuestión de encontrar, en toda la gama de
opciones que nos ofrece, aquella con la que nos sentimos más cómodos.
Dentro de los atractivos en Guadalajara podemos encontrar al
Parque Amarillo, un reconocido sitio al aire libre que se encuentra ubicado en
el cruce de la Avenida
Juan Zubarán con la calle Fray Junípero Serra en la Colonia Jardines Alcalde.
El Parque Amarillo no es solamente uno de los atractivos de
Guadalajara sino también el símbolo de pertenencia de los pobladores de
Jardines Alcalde a su comunidad pues desde hace años tienen este espacio para
reunirse con sus vecinos así como es igualmente disfrutado por los más pequeños
que llegan a correr y disfrutar en él.
Pero si hablamos de símbolos y del Parque Amarillo es
inevitable nombrar a la gran escultura que encontramos en él y que es su carta
de presentación tal como lo es el nombre de una persona, así vemos esta inmensa
obra, incapaces de separarla del espacio verde pues para quienes viven allí no
se puede hablar de uno sin el otro.
Se trata de la obra escultórica del artista Fernando González
Gortázar, llamada “La Gran Puerta ”
pero renombrado por los habitantes como “El Monumento Amarillo”. El artista es
escultor y arquitecto y fue a pedido de otro arquitecto amigo suyo arquitecto,
Daniel Vázquez Aguilar, que comenzó a construir esta obra para que el parque
tuviera un símbolo emblemático. Con el paso del tiempo se comenzó a deteriorar
y ante el peligro de derrumbe se quiso sacar del lugar pero los mismos vecinos
rechazaron esa idea y pidieron, en cambio, que fuera restaurada por su propio
creador. Este pedido organizado fue escuchado por las autoridades quienes
realizaron la inversión, permitiendo que se pueda volver a disfrutar de un
símbolo que es parte, no solo del imaginario colectivo de los vecinos sino del
mismo disfrute diario de todos.
Un ejemplo de ello es que esta obra de arte es utilizada por
los más pequeños como un tobogán, siendo un claro ejemplo de la apropiación de
los símbolos y del arte mismo, una apropiación que más que ofender al artista
enaltece esa sensación de orgullo al haber creado algo cuya ausencia
modificaría la forma de ver el mundo de la comunidad, habituada a ese paisaje
amarillo cercano a sus casas.
Rodea a este monumento un extenso y bien cuidado espacio
verde en el que muchos practican deportes o simplemente disfrutan del día
gracias al aire puro en compañía de una buena lectura. Además de la gigantesca
obra de arte, que para muchos simula las iniciales de la colonia aunque el
autor no haya tenido esa intención, podemos encontrar en el Parque Amarillo una
serie de juegos infantiles así como aparatos para realizar ejercicios para las
personas mayores, de manera que este se presenta como un espacio público ideal
para relajarnos, ejercitarnos, descansar o quedarnos viendo pasar la tarde.
Tanto la Gran Puerta
como el Parque Amarillo figuran en la larga lista de atractivos de Guadalajara,
una lista de lápiz afinado para los turistas que no se conforman con visitar
solamente el centro y los lugares más conocidos sino que también quieren ser
parte de aquellos momentos de dispersión y ocio de la comunidad, esos espacios
más queridos y buscados, más tranquilos y arraigados en el imaginario y en el
corazón de las personas que habitan esa ciudad.
Poder visitar este interesante sitio nos permitirá conocer
más de cerca la forma de ser de las personas que viven en Guadalajara y en esta
colonia en especial y cómo se relacionan con los espacios públicos, algo que
define mucho a una ciudad y sus habitantes, así como poder ver en primera
persona esa gran obra amarilla que tanto cariño y respeto despierta en su
propia comunidad.
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