Oaxaca
es un lugar lleno de relatos, ubicado al sur del país, es uno de los 31
distritos de México. Se caracteriza por la complejidad de su cultura, allí
donde se mixturan los elementos de las civilizaciones prehispánicas, con los
llegados desde el Viejo Continente, en tiempos de colonización española. Para
luego, convertirse en parte de un México independiente, híbrido, paradójico,
inagotable.
El patrimonio
arquitectónico y cultural, la riqueza de sus sitios cargados de narraciones,
son partes constitutivas de la presencia y el entorno oaxaqueño, le otorgan un atractivo único a la región. Las
festividades populares, que se llevan a cabo en cada una de sus localidades,
son fiestas anuales realizadas en honor a sus santos patronos. La religiosidad,
la devoción y la espiritualidad son elementos de fuerte presencia, que
identifican a sus pobladores y que se reconocen en ese entramado particular de
la cultura y de la identidad.
Entre
uno de sus espacios simbólicos de importancia, y podríamos mencionar muchos,
destacamos al Museo Cerro de Miel. Se sitúa en la pintoresca comunidad de
Tepelmeme de Morelos, en Coixtlahuaca. El poblado chocholteco no supera los
2000 habitantes, allí donde las relaciones son cercanas y con la calidez propia
de quienes se conocen por compartir la vida misma. De una inmensa y honorable
sencillez, los lugareños se dedican a trabajar la tierra fértil e intensa de
sus lugares, la agricultura es aquí tan importante como la ganadería, de gran
desarrollo también. Asimismo, entre una de las prácticas más tradicionales, el
tejido de palma es característico del pueblo.
El
museo es una construcción de gran valor simbólico, recorrerlo es adentrarse a
un fragmento significativo de la historia y las costumbres de Oaxaca y de su
gente. Posee una sala arqueológica, con objetos escultóricos realizados en
cerámica, y con objetos utilizados hace siglos por las antiguas civilizaciones,
de creación artesanal. Así también, la sala de artesanías expone,
fundamentalmente, materiales propios de los productos de palma.
Es
interesante saber, en este sentido, que los museos son muy importantes para el
desarrollo social de un grupo social, colectivo o comunidad. Los museos recogen
parte de la historia de sus pueblos, se postulan como un lugar de preservación,
de estudio y presentación de su pasado cultural. Cerro De Miel, es aún más
importante por ser un museo comunitario, es decir, gestionado y sostenido por
los mismos habitantes.
El
museo, también llamado Ñance, fue inaugurado un 29 de febrero de 1992. Se orienta a preservar y a difundir el
patrimonio arqueológico y cultural de la comunidad de Tepelmeme. Además de su
función expositiva, este sitio es pensado como una institución que puede ser apropiada
y que debe ser habitada por los habitantes del lugar. En este sentido, organiza
diferentes actividades, tales como talleres de diseño artesanal y talleres
radiofónicos, y además, convoca a festivales y hace concursos.
El
Museo Cerro de Miel, es una institución de la cultura que, lejos de ser una
espacio muerto, infértil, allí donde nada debe ser tocado para que el silencio
prime por sobre todas las cosas, es un espacio vivo, festivo, convocante y
participativo.
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