Guadalajara es una ciudad ecléctica y en constante expansión
que ofrece a cada paso la posibilidad de sumergirse en un mundo particular, el
de la cultura, el del arte, el del deporte, en el de la ecología, el de la historia
y la lista podría continuar infinitamente, pues este lugar nos permite
encontrar la actividad justa para cada uno, cualquiera sean sus gustos e
intereses.
Quizás por ello es que la capital del estado de Jalisco va
ganando cada vez más visitantes y posicionándose como uno de los destinos
turísticos más elegidos en todo el territorio mexicano.
Uno de los atractivos en Guadalajara es también la
posibilidad de realizar lo que se conoce como “turismo religioso”, es decir, la
visita a los diferentes templos y recintos dedicados a la religiosidad, una de
las características que atraviesa de lleno la identidad mexicana y que se
manifiesta en todos los estados, ciudades y pueblos de su mapa.
Si bien toda Latinoamérica es una región en la que la
religión y la fe se viven de una manera muy apasionada e intensa, México se
destaca en el imaginario colectivo de otras partes del mundo como el país que
más expresiones de devoción tiene. La importancia de las fechas del calendario
católico atraviesa la rutina de todas las personas, incluso de quienes no son
creyentes pues la fe también se ha mezclado mucho con la propia tradición
popular, encontrándonos híbridos muy particulares desde el punto de vista
sociológico, manifestaciones comerciales de la fe y apropiaciones artísticas de
las mismas figuras que vemos en la iconografía cristiana.
Como decíamos, uno de los atractivos de Guadalajara es la
gran cantidad de templos que podemos encontrarnos, cada uno con una historia
que nos habla, a su vez, de la historia misma del estado y del país desde los
puntos de vistas político, económico, social y artístico, pues la creación de
un edificio dedicado a la fe acarrea múltiples factores en juego, no solo los
referidos a su arquitectura.
Pero no todos los templos, como podríamos creer según una
visión reduccionista de la cultura tapatía, están dedicados a la devoción
católica, aunque sean mayoría aquellos, sino que también podemos encontrarnos
con otras muestras de fe como por ejemplo la que nos brinda la Iglesia La Luz del Mundo.
Esta Iglesia es una organización cristiana cuyo nombre
completo es Iglesia del Dios Vivo Columna y Apoyo de la Verdad “La Luz del Mundo”. Quienes acuden
a ella en calidad de fieles creen que esta ha sido la primera iglesia fundada
por Jesucristo en el siglo I y tiene en todo el territorio mexicano unos 188
mil seguidores, extendiéndose también en otros 35 países.
Este culto tiene un lugar especial al oriente de Guadalajara,
llamado “Hermosa provincia” donde se encuentra la el templo que es la “Sede
Internacional”. Hermosa Provincia se extiende por 14 hectáreas que
fueron adquiridas por Eusebio Joaquín González, fundador de la iglesia, en el
año 1953.
En este predio y gracias al apoyo de varios gobernantes, lo
que provoca sospechas entre los tapatíos sobre la conexión de favores políticos
a cambio de apoyos en elecciones, se instalaron todos los servicios necesarios
para una comunidad y se puede encontrar, además del templo, numerosos servicios
como si se tratara de una colonia más.
El templo merece un párrafo aparte pues nos muestra una
construcción sumamente interesante que llama la atención desde lejos. Este
edificio es llamado Magna Casa de Oración y se encuentra justo en el centro de
la colonia de manera tal que pueda ser visto desde todas partes y que todos
puedan llegar pues todas las calles confluyen hacia él en una muestra
urbanística del mensaje que se quiere enviar a la comunidad.
El templo está abierto a todos en general pues no solo los
fieles llegan a sus puertas sino también los curiosos o los turistas que se
admiran de la imagen imponente de este edificio. Todos los días se abren las
puertas para recibir a las personas que quieren ir al encuentro de su
espiritualidad y se calcula un promedio diario de 2,300 personas que visitan la
sede.
El predio que ocupa esta comunidad es mucho más grande que la
propia Basílica de Guadalupe en Ciudad de México y el templo en sí mismo tiene
un valor aproximado de 65 millones de dólares por lo que muchos lo llaman como
un “pequeño Vaticano”, salvando las diferencias en cuanto a las creencias.
Dentro de la colonia existen leyes propias que tienen que ver
con ciertas normas dispuestas por las autoridades como la vestimenta de las
mujeres, el diezmo y el consumo controlado.
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