México incorpora en su vasto territorio una riqueza natural única así como por un repertorio cultural realmente auténtico. Los atractivos que el país ofrece logran deslumbrar a los cientos de turistas que año a año lo escogen como destino. Playas, balnearios, museos, teatros, imponentes construcciones históricas, así como la danza y música propia del país, que recobran vida en diferentes rincones, logran sin duda conformar una de las ofertas turisticas más completas y atrapantes para toda la familia.
Una de las ciudades que pueden visitarse al escoger Mexico como destino es Guanajuato. Esta tradicional ciudad minera cuenta con una gran variedad de opciones de entretenimiento para que el turista pueda disfrutar plenamente de su estadía en la región. En este sentido, una de las opciones imperdibles para cualquier viajero que arribe a la ciudad es la posibilidad de descubrir rincones de leyenda entre callejones y plazuelas en Guanajuato. Una atrapante alternativa que permitirá tomar contacto con la historia del lugar, de una manera muy especial.
Los callejones de la ciudad son una de las particularidades arquitectónicas con que cuenta Guanajuato y que logran distinguirla, principalmente, por encubrir en los mismos cientos de atrapantes leyendas. A partir del siglo XVI, durante la conquista de los españoles en este territorio, las leyendas empezaron a recobrar vida en diferentes sitios de la ciudad. La extraña arquitectura de Guanajuato, su tradición minera, así como su localización permitieron la creación de diferentes narraciones imaginativas que hasta nuestros días pueden compartirse en compañía de sus pobladores locales, principales interesados en difundir las mismas y contagiar a los visitantes con sus magníficas y entretenidas historias.
Una de las leyendas más difundidas es quizás la que tiene como protagonista al Callejón del Beso, una estrecha calle de tan solo 68 centímetros. Cuenta la leyenda que, en este romántico callejón, dos enamorados se encontraban clandestinamente en los balcones, a la “distancia de un beso”. Cuando el padre de la enamorada los descubre besándose, el mismo le clava una daga en el pecho a su hija, provocándole la muerte. Así, toda pareja que visite Guanajuato no debe perder la oportunidad de conocer este callejón, ya que, cuenta la historia, si la pareja se da un beso en la tercera escalinata tendrá garantizados 7 años de felicidad.
Otra de las clásicas leyendas de la ciudad es la de La Llorona, que tiene como protagonista a una mujer de abundante cabello que llora sus tristezas en la noche, cuando la ciudad se encuentra en silencio. Se dice que a las doce en punto de la noche, en una casa ubicada sobre Calle Hidalgo, solía verse a esta mujer vestida con un blanco y largo camisón, llevando en sus brazos un pequeño bulto envuelto en harapos que era depositado en el ingreso de una antigua casona. Luego de dicha acción, la mujer mostraba su arrepentimiento con un intenso y profundo llanto que aún se sigue escuchando al caer la medianoche.
Estas y cientos de leyendas más pueden descubrirse a medida que se recorren las plazas, plazuelas y callejones de esta bella ciudad mexicana. Guanajuato es muy rico en narraciones místicas y todo turista que lo elija como destino podrá palpitar y conmoverse con las más variadas y extravagantes historias, ya sea en compañía de amigos, la familia o en pareja.
Una de las ciudades que pueden visitarse al escoger Mexico como destino es Guanajuato. Esta tradicional ciudad minera cuenta con una gran variedad de opciones de entretenimiento para que el turista pueda disfrutar plenamente de su estadía en la región. En este sentido, una de las opciones imperdibles para cualquier viajero que arribe a la ciudad es la posibilidad de descubrir rincones de leyenda entre callejones y plazuelas en Guanajuato. Una atrapante alternativa que permitirá tomar contacto con la historia del lugar, de una manera muy especial.
Los callejones de la ciudad son una de las particularidades arquitectónicas con que cuenta Guanajuato y que logran distinguirla, principalmente, por encubrir en los mismos cientos de atrapantes leyendas. A partir del siglo XVI, durante la conquista de los españoles en este territorio, las leyendas empezaron a recobrar vida en diferentes sitios de la ciudad. La extraña arquitectura de Guanajuato, su tradición minera, así como su localización permitieron la creación de diferentes narraciones imaginativas que hasta nuestros días pueden compartirse en compañía de sus pobladores locales, principales interesados en difundir las mismas y contagiar a los visitantes con sus magníficas y entretenidas historias.
Una de las leyendas más difundidas es quizás la que tiene como protagonista al Callejón del Beso, una estrecha calle de tan solo 68 centímetros. Cuenta la leyenda que, en este romántico callejón, dos enamorados se encontraban clandestinamente en los balcones, a la “distancia de un beso”. Cuando el padre de la enamorada los descubre besándose, el mismo le clava una daga en el pecho a su hija, provocándole la muerte. Así, toda pareja que visite Guanajuato no debe perder la oportunidad de conocer este callejón, ya que, cuenta la historia, si la pareja se da un beso en la tercera escalinata tendrá garantizados 7 años de felicidad.
Otra de las clásicas leyendas de la ciudad es la de La Llorona, que tiene como protagonista a una mujer de abundante cabello que llora sus tristezas en la noche, cuando la ciudad se encuentra en silencio. Se dice que a las doce en punto de la noche, en una casa ubicada sobre Calle Hidalgo, solía verse a esta mujer vestida con un blanco y largo camisón, llevando en sus brazos un pequeño bulto envuelto en harapos que era depositado en el ingreso de una antigua casona. Luego de dicha acción, la mujer mostraba su arrepentimiento con un intenso y profundo llanto que aún se sigue escuchando al caer la medianoche.
Estas y cientos de leyendas más pueden descubrirse a medida que se recorren las plazas, plazuelas y callejones de esta bella ciudad mexicana. Guanajuato es muy rico en narraciones místicas y todo turista que lo elija como destino podrá palpitar y conmoverse con las más variadas y extravagantes historias, ya sea en compañía de amigos, la familia o en pareja.
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